La selva se mueve.

El joven Takasi Bujusima volvió a dar una pasada por el río, la maleza se movía de forma diferente y había visto volar una bandada de pájaros antes que él la sobrevolara.



 Llevaba 6 meses en el archipiélago y conocía perfectamente la selva que estaba bajo sus pies.

Sin dudarlo llamo a la base, para informar. 

Las órdenes fueron claras, debía permanecer en la zona, mientras que una patrulla terrestre acudiría a la zona para comprobar que todo estaba bien.

En caso de contacto sería necesario su apoyo.

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