Capítulo VI: La Noche se Tiñe de Sangre

En la camioneta las horas fueron pasando, y la luz del día se desvaneció. Iván sugirió un pueblo cercano para descansar....

Cuando una mujer ensangrentada emergió de los arbustos, tambaleándose. Iván frenó bruscamente. Zenya, pistola en mano, bajó. "¿Qué ha pasado? ¿Se encuentra bien?". La mujer solo susurraba: "Tienen a mi pequeña… Atacaron la granja, se llevaron a mi hija". 

"Deberíamos pedir ayuda", sugirió Iván. "¡No hay tiempo!", replicó Zenya.

Se acercaron con sigilo hacia la granja. Una tenue luz salía del establo. Iván tomó un hacha. Pero justo en ese instante, un grito desgarrador recorrió el cielo desde los árboles. Zenya se detuvo. Oyó un rugido bestial y otro grito más fuerte.

 "¡Rápido! ¡Vamos hacia allí! ¡No hay tiempo que perder!" gritó Zenya.

Emergieron en un claro iluminado por antorchas. Atada a una piedra, una chica se debatía en pánico. Cuatro Baluchis la rodeaban. Y una mole: un enorme oso avanzaba lentamente hacia ella.

El miedo paralizó a Zenya, pero la furia encendió su corazón. Disparó dos veces al aire. "¡Soltad las armas!", gritó. El oso siguió avanzando. Los Baluchis cargaron.

Zenya disparó, uno cayó. "¡Sígueme!", ordenó a Natacha. Ambas intentaron flanquear. Un Baluchi se interpuso, pero Zenya fue más rápida, disparándole a quemarropa.

Mientras tanto, Peter abatió a un enemigo, pero otro Baluchi acabó con Borat y dejó a Peter herido.


Zenya vio al último Baluchi cargar sobre ella. Ordenó a Iván y Natacha salvar a la chica. Esquivó los ataques del Baluchi y lo derribó con la culata de su pistola.

Corrió hacia el oso, disparando. Las balas hirieron a la bestia, que rugió y lanzó un zarpazo, arrojando a Zenya contra el suelo.

Natacha se precipitó, intentando ayudarla. "¡Estás herida!".

Con el revolver en mano, Zenya recargó. Iván golpeaba al oso con el hacha. El oso rugió de nuevo, fijando sus ojos en Zenya. Se abalanzó sobre ella. No podía fallar.

Apuntó. Su pulso firme. Dos balas. La segunda en un brazo, pero la primera se incrustó directamente en la cabeza. El oso se desplomó al suelo, muerto.

Natacha taponó la herida de Zenya. Ambas se miraron con alivio. Iván cortó las cuerdas de la niña. Los Baluchis estaban muertos. Borat inconsciente. Peter herido gravemente, una cojera permanente.

Tras un breve respiro, Iván sugirió ir al pueblo. "Las autoridades se harán cargo de la niña y los cuerpos".

"Todo es muy extraño", reflexionó Zenya. "Parecía un sacrificio humano".

"En estas tierras hay ritos y creencias muy antiguas", respondió Iván. "Descansemos. Mañana partimos para encontrarnos con Elsa".

Zenya miró a su alrededor. Sus ojos se detuvieron en unas extrañas marcas grabadas en la piedra. Marcas que había visto en el diario del doctor. La paralizaron. Un escalofrío helado. Eran símbolos de un horror más allá de la comprensión.

"Zenya, ¿dónde está la mujer que encontramos? ¿La madre de la niña?", preguntó Natacha.

Y en ese mismo instante, Zenya se desvaneció.

¿Qué revelarán las marcas en la piedra y la desaparición de la madre? ¿Qué horrores aguardan a Zenya cuando recupere la conciencia?


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